Ildefonso Cerdà creó el Eixample de Barcelona hace 150 años, permitiendo a la ciudad, que durante siglos había vivido encajonada en el interior de las murallas, crecer por el territorio que la rodeaba. Lo que no sabía el urbanista era que había dibujado su famosa cuadrícula sobre los ejes del parcelario que habían configurado los agrimensores, una especie de topógrafos romanos, casi dos mil años antes.
Calles como Travessera de Les Corts y Travessera de Gràcia, Torrent de l'Olla, Creu Cobeta, paseo de Gràcia, Gran Via, Calvet y centros neurálgicos de la ciudad actual como la plaza de Espanya se construyeron, a principios del siglo XX, siguiendo los caminos romanos que se crearon tras la fundación de la colonia de Barcino. Así lo pone de manifiesto el trabajo Centuriació i estructuración de l'ager de la colonia Barcino, realizado por los investigadores del Institut Català de Arqueologia Clàssica Josep Maria Palet, J. Ignacio Fiz y Héctor A. Orengo, y que publica el último número de la revista Quarhis del Museo de Historia de Barcelona (Muhba).
info: El País
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